Dormir mal, levantarse con pocas ganas,
hacerse la remolona con el tiempo para intentar alargarlo, estirarlo,
y luego...las prisas [y más prisas, no da tiempo ni a un último café].
Y besos, muchos besos por el camino, en cada parada de metro,
en cada escalón que subimos cogidos de la mano, apretando fuerte.
El calor agobia pero no nos quejamos, porque lo que viene después agobia más.
Aeropuerto.
Y una vez más esa sensación que no tiene palabra que la describa. No es tristeza, no es vacío, pero son las dos cosas a la vez... y mucho más.
Veranos separados.
Aviones de ida con vuelta cerrada.
La entrevista de Esther Peñas
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En medio del barullo del verano, Esther Peñas me hizo esta interesante
entrevista. Está publicada completa aquí, en Diario Cermi. La foto la he
tomado...