Hasta entonces nunca me habían aterrado de esta forma los aeropuertos,
lléname de abrazos, lléname de besos,
creo que anunciaron tu vuelo.
Y entre lágrimas tu figura es devorada por la gente,
y una fiera maloliente clava en mi alma sus afilados dientes.
Sus afilados dientes...
Quedo con el sabor metálico de la soledad
y deshojo el calendario.
Tengo miedo, tengo frío y dudo
y hago repaso...
(...)
Tengo tanto miedo de que olvides el camino de regreso.
Ismael Serrano,
El camino de regreso.
[Y que existan más caminos de regreso juntos
entre Los Rodeos y Manises]